jueves, 21 de enero de 2010

La Cueva de Tito Bustillo







La cueva de Tito Bustillo es uno de los grandes santuarios del arte paleolítico de Europa. Forma parte de una red de cavernas conectadas entre sí y pertenecientes a una misma formación caliza en la que se abren otras grutas habitadas temporalmente por el hombre prehistórico.

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Sin embargo, Ribadesella, no fue sólo un santuario prehistórico ocasional, fruto de asentamientos de corta duración, sino que fue una de las cunas mundiales de la civilización paleolítica, con generaciones y generaciones de hombres que crecieron y se multiplicaron en torno al estuario del Sella. Una perenne continuidad de vida que se extendió durante 25.000 largos años. Así lo mantiene el equipo de investigación que actualmente explora el macizo de Ardines, y que en muy poco tiempo ha logrado catalogar el doble de los recursos prehistóricos conocidos en el entorno. Los hallazgos, verdaderas nuevas joyas para la cultura paleolítica, se suceden a poco que se muevan. Sólamente en la caverna principal de Tito Bustillo, un nuevo rastreo técnico ha recuperado para la historia occidental entre 50 y 60 nuevas figuras en su panel central.Los hallazgos no cesan y como un torbellino van dejando pistas aquí y allá de un futuro mapa virtual para toda una civilización a escala, localizada en el la ría del Sella.El potencial del paleolítico en Ribadesella iguala, al menos, los tres focos más importantes del mundo. Los complejos de La Garma y El Castillo en Cantabria, y Les Eyzies en Francia. La llamada Galería de los Caballos, en la que abundan las composiciones grabadas sobre la roca, reúne distintas figuras de dicho animal junto con las de algún gran bóvido de los tiempos glaciares (uros o bisontes) y la de un reno. Por la similitud técnica y estilística que ofrecen todas esas representaciones se las puede considerar como contemporáneas.Por otro lado, resulta que en el panorama mundial no se conoce ninguna densidad de motivos sexuales como los que se concreta en Tito Bustillo y el Macizo de Ardines. Las representaciones fálicas encontradas son la primera muestra de sexo masculino dentro el arte rupestre conocido. Así lo mantiene el prehistoriador Rodrigo de Balbín, el hombre encargado de dirigir las prospecciones arqueológicas en el entorno de Tito Bustillo. Cuando el equipo de investigación encontraba los esbozos de penes diseñados por el hombre paleolítico en las estalagmitas de la cueva de la Lloseta, ya advertía el catedrático de su extrema singularidad. Es más, el sujeto varón nunca buscó su réplica directa en el arte de la época; si lo hacía era de forma transfigurada y animalizada. Encontrar material sexual referente al varón, y de forma tan explícita, concede a los últimos hallazgos de Ardines una nueva dimensión a nivel mundial. "Realmente hasta le fecha no se tiene constancia ni documentación alguna de una simbología similar, puede que exista, pero nadie la ha encontrado", sostiene el catedrático de prehistoria.Una estalagmita central sube metro y medio de alta y está pintada en su totalidad con óxido férrico, lo que le confiere un color rojo. La pintura contiene además varias capas de pigmento, creando un grosor que no es el habitual en las muestras pictóricas del paleolítico. Se trata, claramente, de un acto de reforzamiento del motivo sexual, el rojo de por sí añade a la pintura rupestre un valor vitalizante.La caverna de la Lloseta se encuentra en la parte superior de Tito Bustillo, a la altura de la galería central de los caballos. Ambas cuevas están comunicadas a través de un orificio abierto en el entramado kárstico. La Lloseta, por otro lado, se encuentra a escasos 300 metros del también singular Camarín de las Vulvas, un espacio donde los prehistóricos significaban la fecundidad de la mujer, y una de las escasa muestras sexuales femeninas del arte rupestre conocido por los académicos. Los últimos hallazgos permiten a los investigadores unir cabos de una manera que multiplica por mucho las teorías sobre la longevidad cultural del paleolítico riosellano. Y es que la antigüedad de las nuevas pinturas, unos 25.000 años, pasando por la constatación del camino intermedio ampliamente reconocido, 10.000 del Magdaleniense, hasta los 7.000 del Aziliense, demuestran que, al menos, el hombre de Cromañón habitó Ribadesella por un dilatadísimo periodo de 18.000 años, sin contar los que se sucedieron después y que confirmarían los 25.000 años al completo que precedieron al nacimiento de Cristo. Actualmente urge ordenar todo el "corpus" de hallazgos para actualizar la visión de conjunto, buscar consenso en los criterios de conservación, invertir para mejorar el conocimiento de la época, impulsar la investigación y proceder a su divulgación adecuada. Las actuales infraestructuras de visita a la cueva, la carencia de instalaciones museísticas, así como el cupo limitado de visitantes por día y por año es una de las rémoras en la difusión de la prehistoria local. Esto ya ha conducido en Ribadesella a la formación de una plataforma ciudadana para la defensa del patrimonio y su potenciación cultural.De momento, a falta de réplicas y de museo, el visitante se ha de sujetar a los horarios que figuran a continuación. Se recomienda que tramite su entrada previamente

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